martes, 4 de enero de 2011

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Lo importante es el espacio que primero sucede, justo el indefinido momento del antes de accionar, en el cual medio y mensaje no tienen significado. Tan solo un paso a otra etapa, donde una enorme acción es solo una simple frontera.

El juego es posponer o apurar, después de eso el comienzo mismo, la nada, posibilidad del todo, sabor ácido adictivo. Creo que así surgen las cosas, así se crea, y se destruye, así se avanza nunca en línea recta.
Con la forma de la música la vida llega a todos lados, creadores de nuestras propias creaciones, definimos en cada momento la silueta en la materia de pensamiento. Así es que decido ser libre, y ver que figura dibuja el deambular.

No logro entender si para cambiar la etapa en la que se encuentra un país, un espacio afronterado, una familia, es necesaria la acción conjunta y organizada. Opto por creer que sí, que nuestra pasividad es fruto de un sometimiento a la nada, donde las posibilidades, aunque ocultas, existen.

Por creación imaginaria propia, por ¿casualidad?, por el simple hecho de estar parado donde las cosas suceden, sentí en los últimos festivales de la gente, la posibilidad, por primera vez en mi vida, la sensación, de que hay muchas personas vibrando al mismo tempo. Mucha gente preparada para dar el salto, para unir los corazones, para bailar en espiral con los ojos cerrados hasta que el viento sea el mismo para todos.

Por eso la necesidad de decir, de hacer, de cambiar. La expresión como el pie que sigue adelante, el arte como la huella que queda detrás.
No más silencio para ésta gente que ahora comienza a cantar.