miércoles, 3 de noviembre de 2010

Al despertar

Los olores tienen del sentido lo fundamental del alma, las palabras nos definen y siembran en el aire un rastro de nuestro propio aroma.

Ante circunstancias trascendentes, no hay religiones, banderas, ideologías, solo la esencia de nuestro actuar y decir, imborrable secuencia de nuestros trayectos.

Y los medios no magnifican los olores, de tus palabras aisladas y aturdidas de pensamientos coorporativos, solo nos alcanzan dejos de fuerte odio, intransigente. Porque no estuviste con la gente, porque tampoco estás, y porque seguís pensando que la reclusión en una silla de alguna redacción, en un taburete de algún bar, en la soledad de tus fétidos olores, es más importante que el bello aroma de almas en reunión.

Lo instintivo de este sentido, tan profundo como el velar por quien camina junto, deja entrever el camino que te queda recorrer para alcanzar la realidad, es que tanto en uno como en el otro, tampoco existen colores ni posiciones, solo el respeto y el sonar de tus precisos pasos.

Ni tu bella retórica, tus vacías razones, ni discusiones pueriles, tienen sentido, sin la esencia, el instinto y el sentido, al que llega el pueblo con sus latidos al unísono.

Aromas ricos, de juventudes ricas.

domingo, 19 de septiembre de 2010

El significado de los bienes de consumo.


Los bienes de consumo son fabricados en la modernidad a medida y semejanza de los consumidores. Tras investigaciones profundas sobre los deseos, motivaciones, y necesidades de los públicos, es que algunas mentes ingeniosas encarrilan la producción industrial de bienes y el desarrollo de servicios. La cultura del capitalismo al verse arrinconada por las críticas, generalmente utiliza esta visión de los hechos para defender su existencia y su inocencia contra las acusaciones de ser culpable por crear necesidades superfluas, para lo que alega adaptarse y otorgar al mercado simplemente lo que éste estaba pidiendo.

Podemos deducir que el análisis de los productos que utilizamos cotidianamente desde un punto de vista histórico cultural puede otorgarnos una imágen nítida de lo que somos como individuos, grupos, o sociedad.

Así, un bien de consumo como unas toallitas húmedas en hipoclorito de sodio, puede ser analizado desde su significancia y no desde su utilidad.

La elipsis en las prácticas diarias de utilización de herramientas, intención de recorte del trabajo casero, en éste caso el hecho de suprimir la acción de humedecer un papel en lavandina para limpiar una superficie suplantándola por la inmediatez de tomar un producto ya elaborado, puede tener que ver con la dinámica capitalista de adherir valor a los productos o con un adoctrinamiento de la sociedad a través de sus productos investidos de sentido.

Adoctrinamiento vigente en la mayoría de los productos que marca una tendencia en la innovación y aplicación de tecnologías dominadas por la producción capitalista. Este encarcelamiento cultural del ser humano por sus productos, puede tener varias aristas.

La reducción del trabajo manual y casero, rompiendo la relación del hombre con la materia prima y los elementos de su entorno, reduciendo los tiempos del independiente quehacer hogareño para sumir al hombre en dependientes actividades de capital importancia.

Definidos por el consumo, tendemos hacia la inmovilidad, sin conciencia de la importancia de nuestras prácticas. Aceptando tanto los productos como sus usos, nos sumimos a la dominación productiva, borrando la naturaleza creativa y animal de los hombres.

martes, 3 de agosto de 2010

Casualidad

Una serie de sucesos me llevaron a pensar en la casualidad, una serie de comentarios me hicieron pensar en su inexistencia.

Cuando en la vida nos encontramos con sucesos extraordinarios, solemos buscar explicaciones que los ubiquen dentro categorías. El encuentro de varios eventos en una línea de tiempo, que dan como resultado el cambio en la dirección que teníamos prevista, tiene de fortuito lo mismo que de previsto.

El concepto de casualidad, es el fruto de la inestabilidad inherente del término, la distancia que hay entre un suceso y la desesperante posibilidad de que ese momento pueda no haber sucedido. Más allá de los resultados, parece ser que en la búsqueda de una respuesta a lo que no conocemos, la tortura de la incertidumbre es nuestra práctica común. “Todo sucede por algún motivo” o “Que casualidad” son interpretaciones sobre fenómenos, intentos de emancipar a los acontecimientos de su libertad intrínseca, subjetividades que encarcelan. Tanto es así, como el mismo rumbo de estas palabras para con el término en cuestión.

Así, la casualidad responde a un intento de ordenamiento de los fenómenos mucho más profundo que el propio de la generalidad del lenguaje. La posibilidad de la “no existencia” de lo que nos sucede solo existe para nuestro lenguaje, en la vida práctica tanto lo objetivo como lo abstracto se define a sí mismo en su relación con sus opuestos y con sus similares.

Un encadenamiento de eventos define lo que somos y lo que nos pasa. Esta explicación responde a una visión lineal sobre la existencia, a una relación causa-efecto, un ordenamiento de la realidad que busca privar la posibilidad de todo lo que no es “explicable” por la apropiación lingüística de lo fenoménico. Una mirada sobre las cosas que solo se acepta a sí misma, invalidando toda otra dirección por el mismo hecho de un intento de clasificación de cosas abismalmente diferentes con un mismo juego de herramientas.

Reevaluar la casualidad desde este punto de vista, sin validez alguna, es solo una invitación a aceptar la casualidad como ley rectora. Ley que por su inestabilidad misma pierde carácter de ley, dejando lugar solo a la existencia de los fenómenos y los sucesos, sin intermediación o clasificación entre empírico u abstracto, permitiendo la percepción y la posibilidad de ser de otras fuerzas, otras energías, que influyen tanto como la acción de lo interno y lo externo.

Que nuestra aceptación pierda el carácter explicativo abriéndose a lo sensorial, y que una casualidad pase a ser solo un suceso, libre de lo temporal, libre de las ataduras del lenguaje, pero abierta a la posibilidad de admirar y significar cada mínimo suceso de nuestras vidas. La aceptación de la vida como una interacción eterna e ilimitada entre fuerzas.

Este texto como una casualidad.

domingo, 4 de julio de 2010

Sobre la importancia de la palabra oposición.


Con ganas de subir algo a mi nuevo blog, busco en Google algún sinónimo de la palabra opositor, con el objeto de escribir sobre alguna idea que al haber dejado de lado en este preciso instante, no puedo recordar.

Aprovecho este olvido, para comentar, que al arrojar la búsqueda, encuentro que la mayoría absoluta de resultados pertenecen a títulos de noticias publicadas en ediciones de diarios Argentinos.

¿Desde hace cuanto la palabra “oposición” habrá tomado un lugar tan importante en la agenda de la opinión pública?

La definición en el diccionario online wordreference, otorga diferentes acepciones del término, la ubicada en el cuarto lugar dice así:

“…Grupo que representa una postura contraria a la de los que se encuentran en el poder o dirigen un gobierno, partido, empresa, etc.: el partido de la oposición criticó duramente la política económica del Gobierno…”

Para corroborar la definición encontrada, busco también en el diccionario de La Real Academia Española. Tampoco obtengo ninguna acepción de las que yo esperaba, referida posiblemente a la oposición física de dos cuerpos, sino que para anular la sorpresa, encuentro más atractiva la politización del término.

La carga de significado de la cual esta provisto el término, tiene dos vértices. Por un lado designa la exclusividad de la palabra a minorías que de alguna forma impugnan las decisiones de un gobierno, y por el otro la enfatiza como “contradicción o resistencia a lo que alguien hace o dice”.

La aceptación de que las minorías son siempre las que se oponen a algo establecido, lleva implícito el hecho de que las mismas solo dejaran de ser oposición al transformarse en una mayoría, o correr el peligro de permanecer en forma letárgica por siempre.

El ideal es que la diferencia entre el movimiento y la quietud sea dada por la generación de alternativas constructivas y no por la negación de “lo dicho o hecho” por otras fuerzas o medios. La existencia de un grupo de estas características también supone la participación activa y política de algún sector de la comunidad.

Encuentro entonces dos grupos opositores en la actualidad política argentina. Dos sectores, que pueden ejemplificar de alguna forma la diferencia entre el movimiento y la quietud, las dos acepciones del termino oposición.

En la esquina derecha, las fuerzas político-mediáticas que se apropian diariamente de los dispositivos de esta empresa, reorganizando la referencia de la palabra hacia un grupo de políticos empecinados en ver caer a una figura, dejando de lado la importancia de oponerse a una idea, y personificando su poder opositor.

En la esquina izquierda, grupos de personas, asociaciones civiles, movimientos de protesta legítimos, cooperativas de trabajo, familias, etc. Que haciendo flexibles los limites del término, se oponen diariamente mediante la asunción de un hábito social desinteresado, no a una persona o institución, ni a una idea o hecho, sino a la realidad.

Estos últimos, apropiándose de la palabra oposición, significada por lo que baja del discurso hegemónico, transforman lo viejo y constante en nuevo, resignificando el término para cargarlo de sentido real, social y activo.

La dialéctica entre estas dos fuerzas, que batallan intelectualmente para ganar de formas diferentes la realidad a partir del lenguaje, genera cambio y movimiento. La posibilidad ilimitada y universal del poder crítico de las minorías de transformar lo que viene desde arriba como establecido en algo nuevo, emerge inductivamente para plasmarse en la sociedad como una alternativa.

Dos formas de encontrarse con los términos que construyen lo social. Apropiación acrítica o prácticas de producción de sentido. Aceptación de lo real o transformación activa. De ahí la importancia del trabajo social de resignificación de los términos a partir de la práctica.