lunes, 14 de marzo de 2011

Revolución

La superficialidad del concepto de opresión, para el cual históricamente identificamos como actores a organismos institucionalizados, es un juego de diálogo que juega dentro de la psiquis de los individuos en estado de sociedad.
El poder de identificar e institucionalizar de alguna manera a los sujetos de la opresión, es el motor de un movimiento conceptual profundo e intencionado que bajo la forma de vinculación de un juego lingüístico perpetúa el mantenimiento de un Estado de pasividad inmutable, que no funciona posiblemente en su conjunto, sino en la individualidad de sus actores jugando en el intercambio dialéctico y antagónico de sus conceptos fundacionales.
Las empresas u organismos, agrupaciones que funcionan bajo el modelo “empresario” que conocemos como actual, son poseedoras de una psiquis propia, de un inconsciente que modela su vida, y sin tomar de modo estricto el estructuralismo, cada célula que la compone, responde de alguna forma a este bagaje de nociones y conceptos entrañables al mismo tiempo que la funda.
Entonces, el concepto de revolución, desde este punto de vista, es tan ineficaz como ficticio, ya que la creación del mismo, o mejor dicho la reutilización del mismo por parte de “el hombre ordinario”, es solo una elección de entre un conjunto de opciones dentro de un campo semántico limitado, que proporciona al mismo tiempo y de alguna forma, los elementos para la acción de conceptos totalmente antagónicos.
La acción de la “opresión” en el mundo fáctico, es real y presente, la dificultad reside en la imposibilidad de diferenciación entre el mundo físico y el intelectual. Las instituciones, sociedades o sistemas, no son dados e inmutables, sino más bien, organismos pluricelulares vivos, cambiantes y modificables simplemente con el actuar cotidiano de sus participantes.
Siguiendo esta línea de pensamiento, la lucha contra las instituciones que oprimen la vida del individuo diariamente, separándolo no solo del producto de su trabajo, sino también del producto de su vida, es pura y exclusivamente responsabilidad de un “nosotros” como sujetos independientes. Un ejemplo de esto mismo, es la sentencia “el delito es el resultado de la falta de educación” seguida por “no se puede educar a un individuo si tiene hambre”, dejando de lado el realidad fáctica de estas sentencias, y realizando un análisis sesgado de su contenido, podemos decir que este punto de vista, utilizado por sectores de la sociedad aunque contrarios, arroja un mismo resultado “todos los individuos que sufren hambre, al no poder ser educados, se convierten en delincuentes”.
Más allá de ser como premisa una falacia, lo que pretendo destacar, es el centro de la imposibilidad que plantea la situación. Es cierto que para poder otorgar una educación formal a cualquier individuo, es necesario que especialmente durante sus primeros años de vida tenga disponible una alimentación completa y sana, lo que no es estrictamente probable, es que la falta de educación “formal” acarree “delincuencia”. La mirada limitada sobre un único y válido tipo de educación, la institucionalizada, y un único resultado a la falta de ese tipo de moldeo, está solo forjada en la creación y formación de sujetos aptos y eficaces para un contexto de sociedad de mercado.
Este tipo de conceptos, fundacionales en un nivel profundo, son los que nos atañen a la hora de evaluar las posibilidades de cambio social. Es el caso de la extracción conceptual sobre la delincuencia en relación con el hambre, así como muchos otros, los que debemos revaluar para modificar o variar nuestro estado de pasiva incomodidad.
El mundo laboral de la actual sociedad de mercado, resultado propio de la educación institucionalizada de los individuos modernos (entendiendo modernos a los profesionales deducidos de una educación formal que responde a los requerimientos de una sociedad de mercado) como resultado histórico de una clase media que persigue el fantasma del “éxito profesional” y la “organización jerárquica piramidal”, son un imprescindible punto a modificar a la hora de revolucionar un sistema.
¿Qué diferencia a un profesional de una persona que ejerce un oficio? ¿Quiénes determinan el valor del éxito? ¿Cómo colaboramos en la supervivencia de un modelo que incomoda y destruye a la humanidad? ¿Cómo evaluamos el valor conceptual de nuestros actos?
Así, el verdadero cambio es despertar de este sueño conceptual, la educación formal no es la única posible, el modelo empresario de la sociedad de mercado tampoco es único, la organización estructural de las ciudades tampoco lo es, sí es real la gran dificultad que nos depara la separación de la realidad intelectual con la realidad fáctica a la que va ligada, para comprender de alguna forma, que hay otras realidades, y que es nuestra misión, o por lo menos la de quien escribe, intentar llenar nuestros ideales con actos, y compartir nuestras experiencias y expresiones con un futuro, para que éste, cuente con una libertad de acción y pensamiento aún mayor que la que “nuestra” generación obtuvo.
El trabajo cooperativo, la repartición igualitaria de recursos, la posibilidad de acceso a puestos políticamente importantes, la importancia de la educación que nos otorga nuestra humanidad, el desarrollo intuitivo de nuestras posibilidades, la importancia de la expresión artística, la conciencia de la responsabilidad del ser humano en las catástrofes naturales, el establecimiento de un lazo de comunicación con la madre tierra, son cambios de vital importancia para el futuro, cambios que debemos comenzar desde nuestra cotidianeidad, completando nuestros ideales con actos.


7 comentarios:

  1. Creo q debería replantearme mi idea de los publicistas :) Espero q tu dedo esté mejor

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  2. jajaja no te la replantees, a mi también me caen mal... vaaa, mal, me dan un poco de lástima. Yo quiero leer tu blog también, esto es trampa.

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  3. me pa que aplica :) http://www.youtube.com/watch?v=zDZFcDGpL4U&feature=player_embedded

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  4. Bueno con el fin de jugar limpio te lo paso http://letrassololetras.blogspot.com. Y sabe que aunque es raro q te caigan mal tus colegas también es bueno

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  5. Que feo es pensar como uno piensa,y que todos hagan oídos sordos. A fin y al cabo les resulta más fácil caer en ese embudo colectivo pensante (ya creado), y no amoldar uno regular, conciso y propio.

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  6. vamos por la revolución ricota!!!

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  7. gracias por tus buenos augurios en mi blog!
    saludos!

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